TODOS LOS MOMENTOS LUMINOSOS… -I
más bella es la mujer en la penumbra.
Relucen en la noche piezas de su montura.
Los caballos nostálgicos relinchan en el alba.
Del amor de cada hombre surge el sumo esplendor.
Solamente es el karma savia de la verdad.
han de engendrar un hijo que alumbre el Universo.
TODOS LOS MOMENTOS LUMINOSOS… - II
Arderé como un cirio en el recogimiento de la mente profunda.
Seré el celeste azul de lejanas leyendas en la indómita estepa del Oeste.
Me lavaré con delicadas luces de una luna gibosa.
Habré de descansar en las anchas arenas de nuestro Ganga Nuur.
Desmenuzaré hilos de plateada seda de las nubes grisáceas.
Habré de examinar la blancura en la sombra del esparto.
La hierba verde azul que los vientos arquean me atrapará sin duda.
Me podré desplegar por todo el horizonte en el tren espacioso de los nómadas.
Allí me quedaré, oyendo con tristeza mongolas melodías.
Me habrá de despertar cada mañana el violín de cabeza de caballo,
sonando entre las piedras, vigilando la hoguera de nuestro hogar mongol,
fulgiendo por doquier entre la estepa donde suena el tambor de rudas herraduras.
traducido por Justo Jorge Padrón
Relucen en la noche piezas de su montura.
Los caballos nostálgicos relinchan en el alba.
Del amor de cada hombre surge el sumo esplendor.
Solamente es el karma savia de la verdad.
han de engendrar un hijo que alumbre el Universo.
TODOS LOS MOMENTOS LUMINOSOS… - II
Arderé como un cirio en el recogimiento de la mente profunda.
Seré el celeste azul de lejanas leyendas en la indómita estepa del Oeste.
Me lavaré con delicadas luces de una luna gibosa.
Habré de descansar en las anchas arenas de nuestro Ganga Nuur.
Desmenuzaré hilos de plateada seda de las nubes grisáceas.
Habré de examinar la blancura en la sombra del esparto.
La hierba verde azul que los vientos arquean me atrapará sin duda.
Me podré desplegar por todo el horizonte en el tren espacioso de los nómadas.
Allí me quedaré, oyendo con tristeza mongolas melodías.
Me habrá de despertar cada mañana el violín de cabeza de caballo,
sonando entre las piedras, vigilando la hoguera de nuestro hogar mongol,
fulgiendo por doquier entre la estepa donde suena el tambor de rudas herraduras.
traducido por Justo Jorge Padrón